Una vez identificada la
enfermedad por el médico, se debe tener en cuenta que muchos de los
tratamientos que usualmente se publicitan no suelen ser realmente efectivos, o
no al menos al nivel que necesita el cabello que sufre de alopecia androgénica.
Cuando se ha diagnosticado esta enfermedad, se debe empezar por conocer los
tratamientos y ver si estos de verdad han sido corroborados por estudios
científicos que avalen su efectividad.
Como una pauta, por lo general,
hay tres tratamientos para la alopecia androgénica que suelen considerarse como
válidos:
(Use este artículo sólo con fines
informativos. Nunca se auto medique. Siempre consulte a su doctor)
El minoxidil: Se trata de un vasodilatador, que aunque en principio
se usaba de forma oral para tratar a pacientes con hipertensión, de forma accidental
se descubrió en los años 80 su efecto secundario que consistía en el
crecimiento del cabello. Este medicamento se produce en disolución y se suele
aplicar en concentración de 5% para varones y 2% para mujeres.
La finasteridina: Es un medicamento que se administra de forma
oral. Tiene un efecto que va en contra del principio de la alopecia
androgénica.
Autotransplante: Es el método “manual”. A través de este método, se
realiza un procedimiento estético por el cual se traslada el cabello.
La mayoría de tratamientos para
la alopecia androgénica que se consideran como válidos suelen radicar entre
estos principios. Le recomendamos siempre visitar a un especialista (por lo
general un dermatólogo) que evalúe su caso y de acuerdo a sus antecedentes y el
avance de la enfermedad pueda recomendar un tratamiento que de verdad se ajuste
a sus necesidades. Todo eso es por su bien y de verdad vale la pena invertir en
un especialista. Nadie lo guiará mejor que él.
Muy buenos tratamientos todos, actualmente hay una gran variedad de productos capilares
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